Existe en Ayora una tradición secular que forma parte de la religiosidad popular de los ayorinos y de la propia identidad de nuestro pueblo. Es la devoción al Santo Ángel y la celebración de su fiesta el segundo Lunes de Enero.
Esta tradición se basa en el suceso milagroso ocurrido en Ayora en el año 1392 y que fue recogido por Miguel Molsós contemporáneo al suceso y figura de excepción de la historia de Ayora. Según cuenta la crónica recogida por él mismo dice:
«Hallábase la villa de Ayora afligida de hambre y peste en el año 1392. En el segundo lunes de enero salía de la villa una piadosa mujer llamada Liñana, para ir a la de Jarafuel, distante de allí dos leguas; y en el camino a la inmediación de aquella, en su misma huerta encontró un bello mancebo, que le dijo: vuelve a Ayora y di, que vengan y hagan una rogativa todos los años en este sitio y cesará la peste y el hambre; y replicando la buena mujer que no la creerían, el mancebo le escribió en la palma de la mano unos caracteres y desapareció. Volvió la mujer a Ayora, refirió el pasaje a Clérigos y Jurados, la creyeron, fueron en procesión e hicieron rogativa en el sitio señalado, y cesó al instante y enteramente la peste y el hambre.»
Esta rogativa se sigue produciendo cada segundo Lunes de Enero por parte de los vecinos no sólo de Ayora sino también de muchos pueblos y ciudades cercanas.
La importancia de esta tradición es tan grande que en el propio escudo de la villa aparece una alusión a este milagro. En el escudo pordemos leer «Soy de la villa de Ayora».